martes, 1 de abril de 2014

EDITORIALES DE MARIO DELLA ROCCA PARA PROGRAMA DE RADIO "POLÍTICA CON IDEAS" (PARTE 3)



EDITORIAL “POLITICA CON IDEAS” – 10/12/13

Murió Nelson Mandela. Escuchamos recién en la voz de Soledad el poema que lo acompañó los 27 años de su encarcelamiento. A quienes aspiramos a un humanismo planetario, la noticia nos entristeció. Su referencia como luchador por un mundo mejor fue insoslayable. Artífice del fin del apartheid, la contracara del humanismo, sufrió como casi nadie durante años la oscuridad del presidio y terminó su vida seguramente satisfecho por sus logros.
El apartheid fue la forma institucionalizada de la discriminación racial en Sudáfrica, pero esta discriminación, y de otros tipos, aún se viven en varias áreas del mundo y también en nuestro país.
En los Estados Unidos, con las traumáticas experiencias del Klux Klux Klan y la lucha de Martin Luther King, entre otros, continúa manifestándose el racismo no sólo contra la raza negra sino también segregando a la comunidad latinoamérica que habita el país del norte.
En Brasil, el ex presidente Lula manifestó recientemente, en un acalorado discurso, la decisión de fortificar desde el gobierno la lucha contra el racismo que afecta a la raza negra en el país vecino. Quienes por ejemplo conocen la ciudad de Salvador de Bahía, pueden ver la discriminación racial en la vida cotidiana, pese a que en la ciudad del norte brasileño el 80% de la población es de raza afro.
En nuestro país, el apartheid también tiene el nombre de la discriminación, discriminación que ha ido in crescendo en los últimos tiempos como un flagelo social. Discriminación racial, discriminación por motivos religiosos, discriminación por status social, discriminación por nacionalidad, discriminación por género, discriminación a las minorías de diversidad sexual, son parte de nuestra cotidianeidad, con el agravante que hoy las vemos reflejada en los medios de comunicación como un hecho normal, que genera sentido común en quienes ven al otro como un distinto.
Personalmente, y tal vez muchos de Uds. lo hayan notado, y lo digo con tristeza y asombro, incluso la discriminación alcanza a miembros de una misma comunidad entre sí. Miembros de la comunidad gay que discriminan a otros miembros de su misma comunidad por su status social o a otras minorías sexuales como si no tuvieran todas los mismos derechos.
Situaciones de discriminación que dan lugar a escenas tragicómicas, como el provocador serial Jorge Lanata, en los premios Tato Bores, tildando de gordita de manera despectiva a una artista, mientras él no pareciera tener un cuerpo de atleta. La discriminación hacia el semejante en un espectáculo público frente a todos los medios de comunicación, y además recibiendo un premio.
En este flagelo que padecemos el gobierno ha hecho ingentes esfuerzos en sus diez años de gestión. Desde las leyes antidiscriminatorias y de expansión de derechos civiles, pasando por el gran trabajo del Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI) y difundiendo en los medios de comunicación sucesivas campañas antidiscriminatorias. Es hora que la ciudadanía haga su parte, tome su compromiso, sin hacernos los tontos. En la militancia social contra todo tipo de discriminación y en la conciencia que debe tomar todo ciudadano de sus actitudes cotidianas.
La discriminación genera violencia en el otro. Es hora de actitudes civilizatorias. No la civilización contra la barbarie de Sarmiento, profundamente discriminatoria, que generó tantas muertes de argentinos, sino la civilización entendida como un humanismo que debe distinguirnos de otros seres vivos que no poseen los dotes de la razón.
Mi nombre es Mario Della Rocca, el programa es “Política con ideas”.


EDITORIAL “POLITICA CON IDEAS” – 24/12/13

En los recientes acontecimientos sociales en el país, que se llevaron varias vidas de argentinos, nadie podrá argumentar que hay hambre y necesidad extrema para llegarse a vivir lo que se vivió. Hay profundos enclaves en algunas fuerzas que responden al Estado, y en una pequeña parte de la sociedad, en las que anidan autoritarismo y conflictividad permanente, sin permitirnos a muchos argentinos vivir en un país normal.
 En los últimos días los promotores de esta enfermedad argentina fueron las fuerzas policiales, especialmente de algunas provincias paradigmáticas. Hay muchas de ellas, como dijimos en un programa anterior, que no ajustan su economía interna, aburguesados en una dependencia constante del Poder Ejecutivo Nacional, que más allá de algún aspecto puntual y coyuntural, mantiene sus cuentas en orden y realiza obra pública además en todo el país. Provincias en las cuales los poderes judiciales siguen siendo enclaves reaccionarios y autoritarios, que no se han adecuado a los tiempos de la democracia.
Y ahora, extorsionando a la democracia, salen a relucir las relaciones carnales entre las policías y poderes políticos provinciales que pactan con quienes promueven, como sabemos todos los argentinos, vinculaciones con el narcotráfico, con la trata de personas, con el juego ilegal, y ahora con los saqueos ocurridos recientemente, como se verificó en varios lugares encontrándose objetos robados en casas de miembros de las fuerzas que debieran garantizar el orden.
El periodista Horacio Verbitsky realizó una excelente investigación que muestra la connivencia en el delito de las policías provinciales de Santa Fé, Córdoba y Tucumán con el poder político provincial. Y en esto no hay sorpresas. Hace poco tiempo se reveló la promoción del narcotráfico en la provincia de Santa Fé por parte de la cúpula policial y de quien ocupaba justamente el cargo jerárquico que debía combatir el narcotráfico. Una verdadera locura.
     
Verbitsky nos relata sobre su investigación en Córdoba: “Cada persona con la que hablé en esas primeras horas de luz contaba que los saqueos se iniciaron en el barrio donde viven los policías, cerca del acuartelamiento y con métodos de precisión que descartan cualquier espontaneidad. También señalaban la extrema brutalidad de la respuesta posterior. Luego del duro enfrentamiento, De la Sota y la policía se pusieron de acuerdo en señalar como blanco a los barrios populares”.
Al mismo tiempo, sin escrúpulos, con la mirada aguda puesta en las permanentes acciones destituyentes contra el gobierno nacional, se reunía la golpista Mesa patronal Agropecuaria, con puntuales representantes de la Unión Industrial Argentina, la Asociación de Bancos Argentinos y lo más reaccionario de la oposición política, con el ánimo y las propuestas de continuar su tarea de desfinanciar al Estado y dejarlo a merced de un golpe económico, similar al que le propinaron a Raúl Alfonsín en 1989. La presencia allí de Pino Solanas, ya no nos causa asombro, de un travestido político que traiciona desde hace tiempo las causas populares.
El gobierno nacional tiene herramientas muy acotadas y su posibilidad de accionar frente a las autonomías provinciales es muy limitado. Esperemos que pueda sobreponerse a los gobernadores e imponer medidas como que las fuerzas policiales estén al mando de una autoridad civil. Ese tipo de medidas y otras similares necesitamos los argentinos, la reforma profunda de las policías provinciales no puede esperar, si no queremos que se conviertan en el nuevo partido militar que extorsiona y condiciona la democracia que anhelamos la mayoría de los argentinos.
Mi nombre es Mario Della Rocca, el programa es “Política con ideas”.
 

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