jueves, 24 de abril de 2014

INTRODUCCIÓN DEL LIBRO DE MI AUTORÍA "LA CÁMPORA SIN OBSECUENCIAS. UNA MIRADA KIRCHNERISTA".



Introducción

Desde la llegada de Néstor Kirchner al gobierno de la Argentina en el año 2003 el país no es el mismo, ha tenido extensas y profundas transformaciones. La recuperación de la actividad política en todas sus dimensiones, el fortalecimiento de la democracia y sus instituciones, la política y la economía al servicio de la tradicional clase media argentina y de los sectores sociales más postergados en post de una sociedad con equidad social, la recuperación de la soberanía política y económica interna y externa, la expansión de los derechos civiles y ciudadanos, son los datos más salientes e insoslayables de una nación vital y de un proyecto político nacional vigente hasta hoy. Un proyecto de país que rompió con el pasado neoliberal y progresista claudicante que lo había condenado a padecer la crisis del año 2001, sin exageraciones la más profunda que se reconoce en la historia argentina. Una “crisis orgánica”, que atravesó todos los estamentos de las sociedades civil y política, como diría el político e intelectual Antonio Gramsci.

Estas rupturas con el pasado van recorriendo un camino que marca una época, en tanto van quedando atrás –en apariencia vertiginosamente en diez años, pero lentamente por las huellas a fuego del país heredado- los vestigios dramáticos que en la sociedad argentina había dejado la dictadura genocida implementada a partir de 1976. Vestigios que la democracia formal y tutelada recuperada con esperanza en 1983 no había podido extirpar, terminando sometida a los poderes económicos fácticos que se habían adueñado del país durante la dictadura.

Luego del golpe de mercado que derrocaría al gobierno alfonsinista, sobrevendrá el modelo neoliberal ortodoxo impuesto a rajatabla en los años ’90 por el menemismo –bajo el paraguas del paradigma norteamericano del Consenso de Washington- que extendió, manteniendo la formalidad institucional, la destrucción de la política y de la cultura ciudadana, el sometimiento del Estado a las corporaciones económicas a nivel nacional e internacional, la desestructuración de los lazos societales y condenó a gran parte de la sociedad a la pobreza y la marginación más absoluta. El saldo del menemismo fue la absoluta disgregación social, con la generación de flagelos sociales que hoy en parte seguimos padeciendo. En esos años ’90, la sociedad –o mejor dicho gran parte de ella- parecía anómica frente al derrumbe del país, mientras soñaba con alcanzar a ser un país del primer mundo.

Pero la bancarrota del modelo neoliberal llegará finalmente con la crisis casi terminal del año 2001, de la mano del gobierno de una Alianza supuestamente progresista, que no dio respuesta ninguna a la herencia recibida. El país y su sociedad, luego de un interregno de 10 días en el se sucederán 4 presidentes de extracción justicialista, verán cómo bajo la magistratura de Eduardo Duhalde se intentará sin lograrlo pacificar el orden social convulsionado.

Obligado Duhalde a adelantar las elecciones para el mes de Abril de 2003, con el triunfo de Néstor Kirchner y su acceso a la presidencia, el país se adentrará en una etapa decisiva hacia su transformación.

Diez años de transformación llevan a muchos de nosotros a una visión retrospectiva de lo ocurrido en la Argentina, y el papel que le cupo a los jóvenes en algunas primaveras políticas y en muchas decepciones y frustraciones sociales mayoritarias. La memoria propia, o la practicada por generaciones anteriores, ejerce su notable influencia, aunque a veces pareciera hacerlo subterráneamente.
Sólo recuerdos quedan a muchos que las vivieron aquellas breves primaveras políticas y sociales vividas en las décadas de los años ’70 y los ’80. Primero con la vuelta del General Perón al país luego de su largo exilio y la asunción el 25 de Mayo de 1973 de Héctor J. Cámpora al gobierno, luego con la esperanza que devino de la llegada de Raúl Alfonsín a la presidencia con el régimen democrático recuperado y con la esperanza de su vitalidad, luego del terror dictatorial.

En los ’70, con la característica de una sociedad movilizada en masa en post de un proyecto nacional y popular y un liderazgo recuperado después de 18 años, con una gran presencia juvenil en el escenario político y el interrogante que significaba el devenir político de las organizaciones armadas.

A partir de 1983, ya con menores ambiciones transformadoras, pero con la fuerte presencia política y social de los organismos de defensa de los derechos humanos y partidos políticos progresistas y de izquierda, junto a sectores de las juventudes políticas que recuperaban fuerza y dinamismo en su inserción política en la sociedad.

En ambos casos que delimitamos de la vida política argentina, la presencia juvenil en lo político y en lo social fueron datos insoslayables. Las frustraciones posteriores también lo serían, con la vigencia del terrorismo de Estado primero y con el modelo neoliberal de exclusión social promovido desde el menemismo posteriormente. Luego de estas dos cruentas etapas, la mayoría de los nuevos jóvenes rechazarían la política activa y la actividad social, perdiéndose prácticamente dos generaciones –sumada a la de los jóvenes desaparecidos y detenidos durante la dictadura- que demandaría tiempo volver a recuperar para oxigenar el ejercicio de la política y generar una cultura ciudadana acorde a una democracia de masas.

El regreso en 1973 de un Perón ya autoasumido como un león herbívoro –que anunciaba una etapa esencialmente diferente a la de 1946/55-, el trágico devenir político de la organización Montoneros que prosiguió con la lucha armada en democracia, el genocidio dictatorial que incluyó dramáticamente a la juventud comprometida y politizada, la tragedia de Malvinas y el olvido posterior de sus héroes juveniles, la transigencia del gobierno alfonsinista frente a los poderes corporativos y las leyes de impunidad dictadas para con la verdad y la justicia, el modelo neoliberal menemista que anestesió a la mayoría de la sociedad y entre ella a gran número de jóvenes, inoculándoles a la mayoría el nihilismo, el individualismo y el consumismo sin fisuras, fueron episodios históricos de gran envergadura que motivaron en gran parte de la sociedad la anomia social, mientras resistían pequeños y aislados agrupamientos combativos social y políticamente. Hasta que se desató la crisis del 2001, cuando la sociedad despertó de un sueño y muchos jóvenes comenzaron a tomar conciencia de la posibilidad de adquirir un rol activo en la sociedad civil y en la sociedad política.

En retrospectiva el saldo eran las enormes deudas que había contraído la democracia política recuperada en 1983 para con la sociedad argentina, y especialmente para con sus sectores más vulnerables y para con sus jóvenes.

El presente libro pretende adentrarse, en el contexto de este panorama histórico que tendrá una ruptura fundacional a partir del año 2003 con la llegada al gobierno de Néstor Kirchner, en el tránsito social y político del sector juvenil a partir de este proceso de transformación política iniciada. Y en particular del nacimiento y desarrollo, en clave histórica y de futuro, de una de las organizaciones que hoy protagoniza decisivamente la política argentina y su devenir transformador: la estigmatizada por los poderes dominantes pero potente social y políticamente agrupación kirchnerista “La Cámpora”.

No se trata de un libro que espectacularice y personalice banalmente la política ni a los políticos, extrayendo la médula del contenido de la política como actividad socialmente imprescindible y de la teoría política como pensamiento iluminador. Así actúan muchos periodistas hoy, devenidos en “analistas políticos”, en su rol de gerentes de las corporaciones mediáticas que tienden a destruir el espacio de la política en el país, para gobernar ellos. Este derrotero lo siguió el volumen que se ha editado hace un tiempo sobre una especie de biografía de La Cámpora, escrito por la periodista Laura Di Marco.[1]

Tampoco el presente se trata de un libro en forma de “crónica oficial”, como el de la periodista Sandra Russo[2], que se limita centralmente a reproducir las opiniones de los protagonistas principales del fenómeno político que representa La Cámpora. Creemos que ese estilo, si bien respetable periodísticamente, solo muestra parcialmente el fenómeno y no a éste en su dimensión más extensa, profunda y con una mayor libertad de pensamiento que contribuya a lograr una mayor objetividad con todos sus matices.

Tal vez la gran diferencia estriba en el lugar en que la mirada se instala para analizar el fenómeno: desde la crónica periodística, un estilo con gran predicamento en épocas de massmediatización de la política; o desde la teoría política, que permite a nuestro juicio mayor penetración en las características del fenómeno con el fin de extraer conclusiones –no en forma de certezas pero si de profundidad analítica- que permitan a los lectores analizar el presente y el posible futuro de La Cámpora con mayor rigurosidad histórico-política.

Por ello intentamos que prime en el presente texto la reflexión sobre la política y la cultura política con la mayor intensidad posible, acompañada con el rigor de la documentación periodística a la que se alude y una mirada desde la teoría política con proyección de futuro que permita contribuir a la reflexión y al debate de amplios sectores de la población –no sólo juveniles- que construyen día a día el proceso de cambio social que estamos viviendo.

Si bien es un libro escrito comprometido con el proceso político iniciado en el año 2003 y que hoy se profundiza desde el gobierno actual, está realizado con la honestidad intelectual suficiente como para no esquivar los matices e interrogantes que se generan, desde el campo de la crítica política, en relación al fenómeno político sometido al análisis. Señalar sus potencialidades, a partir de lo importante que ha logrado el movimiento juvenil y La Cámpora en particular, y señalar los límites y los peligros que siempre acechan a toda organización política emergente, como la historia del mundo y de nuestro país lo demuestran. Siempre intentando escribir con vocación constructiva y con una mirada que se extienda firmemente al futuro del proyecto político transformador en marcha y al futuro deseable para nuestro país.

Por último, para contribuir al rigor del fenómeno que analizamos contamos con importante documentación oficial de la organización La Cámpora, que mostrará en parte su pensamiento y aspectos centrales de su propuesta social y política. Agradecemos a Malena Cruz el acercamiento de dicho material de formación, de análisis político y de propuestas de organización de la agrupación, el cual anexamos al presente volumen en su parte final.


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